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Случайный отрывок из текста: Райнер Мария Рильке. Письма к молодому поэту
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Что я еще могу сказать Вам? Мне кажется, все сказано так, как надо, и под конец я могу Вам только посоветовать тихо и серьезно пройти предназначенный Вам путь; Вы более всего этому помешаете, если Вы станете искать внешнего успеха, ожидать от внешнего мира ответа на вопросы, на которые, быть может, сможет дать ответ лишь Ваше внутреннее чувство в самый тихий Ваш час. ... Полный текст
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Иллюстрации к сказкам:
В. Педерсен
Л, Фрюлих
Э. Дюлак
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Los trapos viejos
Frente a la fábrica había un montón de balas de harapos, procedentes
de los más diversos lugares. Cada trapo tenía su historia, y cada uno hablaba su propio
lenguaje, pero no nos sería posible escucharlos a todos. Algunos de los harapos venían
del interior, otros de tierras extranjeras. Un andrajo danés yacía junto a otro noruego,
y si uno era danés legítimo, no era menos legítimo noruego su compañero,
y esto era justamente lo divertido de ambos, como diría todo ciudadano noruego o danés
sensato y razonable.
Se reconocieron por la lengua, a pesar de que, a decir del noruego, sus respectivas
lenguas eran tan distintas como el francés y el hebreo.
-Allá en mi tierra vivimos en agrestes alturas rocosas, y así es
nuestro lenguaje, mientras el danés prefiere su dulzona verborrea infantil.
Así decían los andrajos; y andrajos son andrajos en todos los países,
y sólo tienen cierta autoridad reunidos en una bala.
-Nunca un andrajo danés podría hablar así -dijo el otro-.
No está en nuestra naturaleza. Me conozco, y como yo son todos nuestros andrajos daneses: bonachones,
modestos, con muy poca fe en nosotros mismos, y así no se gana nada, ciertamente. Pero no me
importa; al menos lo encuentro simpático. Por lo demás, puedo asegurarle que conozco perfectamente
mi propio valor, aunque no hable de él. No podrán reprocharme este defecto. Soy blando
y dúctil, lo sufro todo, no envidio a nadie, hablo bien de todo el mundo, con lo difícil
que muchas veces es hacerlo. Pero dejemos esto. Yo me tomo las cosas con buen humor; esta cualidad si
la tengo.
-No me hables en este tono blanducho de la tierra llana; me da asco -dijo el noruego,
y, aprovechando una ráfaga de viento, se soltó del fardo para trasladarse a otro.
Los dos fueron transformados en papel, y quiso el azar que el andrajo noruego pasara
a ser una hoja en la que un joven de su país escribió una carta de amor a una muchacha
danesa, mientras el trapo danés se convirtió en el manuscrito de una oda danesa en alabanza
de la fuerza y la grandeza noruegas.
También de los andrajos puede salir algo bueno una vez han salido del fardo
de trapos viejos y se han transformado en verdad y en belleza; brillan en buena armonía y encierran
bendiciones.
Ésta es la historia, muy regocijante y no ofensiva para nadie, salvo para
los andrajos.
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